
Cuando el hombre empezó a colonizar la luna, se dio cuenta de que ya existían habitantes. Se trataba de ratones, y ninguno de entre los científicos de esa época, podía dar una explicación certera. Era evidente que los ratones procedían de las primeras misiones tripuladas a la luna, pero no había manera de explicar cómo podían haber sobrevivido a las rigurosas condiciones ambientales del satélite de la Tierra. En un primer momento se especuló con que la cantidad de oxigeno en el subsuelo podría haber sido suficiente para estos resistentes roedores, y ratones polizones podrían haber desembarcado de alguna manera y colonizado a expensas del Hombre, ese cuerpo estelar. Esa fue la teoría mas aplaudida hasta el año 2071, fecha en la que se pisó Marte por primera vez, y se descubrieron ratones viviendo en él.
Ahora, a finales del siglo XXI, la principal pregunta de la comunidad científica ya no es si existe vida extraterrestre, la principal pregunta es de cómo serán los ratones de Júpiter; o los de Saturno, y el resto de planetas exteriores del sistema solar. De hecho, hoy en día, cualquiera puede conseguir un ratón extraterrestre a buen precio, incluso los selenitas están de oferta, pero se tiene conocimiento de que algunos millonarios pagan cantidades astronómicas (nunca mejor dicho) por ratones procedentes de los planetas exteriores.
Quizá se pregunten cómo se distingue un ratón selenita de uno marciano. Pues bien, los ratones de la luna poseen unas orejas bastante grandes, y un rabo largo y fino, cubierto de finos pelos, y sus patas acaban en largos dedos de uñas grandes y afiladas. De este modo consiguen salvar grandes distancias dando saltitos y agarrándose a las rocas. Son de movimientos lentos y gráciles. En cambio, los ratones de Marte, son más peludos y tienen la cabeza más grande que el cuerpo, además, poseen potentes patas traseras. Tienen el tamaño de un conejo, y su color rojizo apenas los hace visibles sobre la superficie del planeta rojo. En esto difieren bastante de los ratones selenitas, que son blancos y apenas poseen pelo, más bien parecen pequeños chihuahuas depilados y escalfados. Pero nadie, por el momento, ha visto un ratón joviano. Es más, incluso en algunos países, se llegan a hacer apuestas sobre su aspecto, mientras unos opinan que debe tener un tamaño considerable, como un elefante, otros piensan que será microscópico.
Se han organizado misiones no tripuladas, al margen de las oficiales, para tratar de localizar a uno de estos animalillos, sin éxito por el momento. Lo curioso del caso, es que nadie da importancia a los logros científicos, como avances en ingeniería aero-espacial, o pisar nuevas regiones desconocidas, pero una cosa es segura: en el momento en que se descubra una nueva especie de ratón extraterrestre, eso será noticia de primera plana, os lo aseguro.