Mucho se oye en los últimos tiempos la palabra friki, algunos años ha, de forma despectiva, hoy en día, parece que ser friki mola, lo friki está de moda. Lo cual es toda una contradicción.
Pero… ¿qué es un friki?
En nuestro país la gente está un tanto confusa con el término friki. «Antiguamente» (hace unos 5 años o así, nótense las comillas irónicas), el adjetivo friki era claramente despectivo. Para mucha gente, ser friki es sinónimo de bicho raro, alguien muy excéntrico, con un comportamiento y unos gustos que se alejan de lo habitual, de lo que gusta a la mayoría. En realidad esta definición es bastante acertada, puesto que el término friki deriva del inglés freak (bicho raro, estrafalario, fanático). Antiguamente (ahora sin comillas), con el termino freak se denominaba a aquellos «monstruos», personas con deformaciones, mujeres barbudas, y demás seres que se exhibían en las ferias o circos.
La otra acepción, fanático, es también bastante acertada, puesto que el friki es un fan obsesivo, no sólo le gusta algo sino que a veces lo convierte en el centro de su vida. El friki siempre ha sido un ente curioso, amante de la ciencia, siempre obsesionado con saber más, descubrir cosas nuevas, entender cómo funcionan o recopilar datos y más datos. Con el cambio de los tiempos, la aparición de la tecnología, el campo del saber se ha ampliado, el friki ha descubierto un nuevo campo de conocimiento, la informática, así es como se han ido mezclando los términos, diluyéndose incomprensiblemente en nuestro rico y variado idioma.
Hoy en día el término friki incluye a todo aquél obsesionado con uno o varios temas de la cultura pop, amante de la tecnología y de toda aquella novedad en ese campo. Hace 30 años, los frikis eran los empollones, esos tipos que salían en las películas americanas de estudiantes con gafas de pasta con el puente roto y unido con esparadrapo. Aquel empollón evolucionó a lo largo del tiempo, hoy en día el término friki engloba muchos términos que en países anglosajones corresponden a diversos estereotipos, como los geeks, los nerds, los freaks, trekkies, etc. Hoy en día, el término ya no tiene esa connotación negativa de antaño, ahora está de moda, paradójicamente, como ya resalté antes, ser friki. Por naturaleza el friki era considerado antisocial, y lo era, pero no era culpa suya, sino que se veía empujado a ser así, marginado por la gran mayoría de la sociedad con la que no compartía sus estrafalarios gustos.
Pero con la aparición de internet, la cosa cambió. Primero surgieron las listas de correo, el chat por irc, los foros, más tarde las redes sociales terminaron por popularizar las relaciones entre personas a través de internet… todo ello propició un acercamiento entre todos esos individuos incomprendidos y solitarios que compartían unos gustos ajenos a la gran masa. Y se descubrió que no eran pocos. Que el mundo estaba lleno de frikis que estaban agazapados esperando la ocasión de conquistar el mundo.
Y así, nos encontramos con que a día de hoy, ser geek, ser friki, mola, es motivo de orgullo. Ahora hay incluso un día para festejarlo. Hay a quien esto le gusta, por fin se siente con ánimo para «salir del armario friki» (no, no me refiero al de Narnia) y hay a quien esto le disgusta. En el fondo se siente como si le hubieran arrebatado un mundo que era suyo y lo tenía escondido para uso y disfrute particular. Yo, en el fondo, también me siento así.